miércoles, 21 de septiembre de 2005


* Las canciones, teñidas de azul, resbalaron por tu vestido hasta quedar impresas en el suelo.
* Recuerdo al hombre que, sentado en frente del mar, me dijo que era capaz de nadar sin mirar ni una sola vez hacia atrás.
* Aceptaste acompañarme. Y durante el camino jugamos a coleccionar olores.

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