lunes, 30 de enero de 2006



Las mariposas abandonaron hace tiempo su evolución natural.
Ahora nacen mariposas desde el principio.
Y las orugas mueren sabiendo que les han arrebatado las alas.

martes, 24 de enero de 2006


Como todos los días, el farero se sienta en su mesa. Su trabajo se repite una noche más: encender el faro y controlar que no se produzca ningún fallo. Tiene una radio, vieja y pequeña, de la que poco a poco salen las primeras notas de una canción de música clásica, tal vez Tchaikovski. Una vez más abre el cajón derecho del escritorio y saca una caja de madera. Esta tapada con un cristal, y a través de el se pueden distinguir multitud de insectos diferentes, todos ellos sujetos mediante un alfiler. En un pequeño bote de cristal ha traído los últimos ejemplares que, esa misma tarde, ha estado capturando en los alrededores del faro. Con sumo cuidado los separa uno a uno con unas pinzas especiales y los engancha clasificándolos perfectamente. De fondo sigue sonando música clásica, tal vez Mozart, o tal vez no. Cuando ha acabado con la última mariposa han pasado minuto a minuto cinco horas. Como acto reflejo, como todas las noches y como cada hora, levanta la mirada. Y comprueba una vez más que la luz sigue encendida, y que una noche más no se ha producido ningún fallo.

domingo, 22 de enero de 2006


En su cuaderno, en sus páginas, anota todo, todos los pasos. Los pasos que separan su casa del trabajo, los pasos que hay entre el trabajo y el videoclub, entre el videoclub y su casa. Los pasos que hay entre su casa y el cementerio, entre la puerta del cementerio y la tumba de su padre. Todos los días, sin excepción, verifica los datos y apunta cualquier modificación. Teme que quizás, una mañana, al levantarse, todo haya cambiado. Teme que quizás, un día, al salir de su casa, 514 pasos no le lleven hasta su trabajo, 205 al videoclub ó 3203 al cementerio. Teme que cualquier día, sin poder evitarlo, sea incapaz de regresar a su casa.
(Por cierto, la foto es mía)

jueves, 19 de enero de 2006



Aquel día salté y te dije que nunca más volvería a pisar el suelo. Por eso, desde entonces, cada vez que te leo un cuento las palabras se caen una a una por efecto de la gravedad.

martes, 10 de enero de 2006



Tal vez, ayer por la noche, alguien decidiese suicidarse. Tal vez, ayer por la noche, alguien descubriese que lo bueno de bailar es que se puede hacer durante toda la noche.

lunes, 2 de enero de 2006


Se oye a un niño llorar de fondo. Un hombre se sienta en su balcón con una taza de café en la mano y observa el edificio de enfrente en el que, poco a poco, todas sus ventanas se van apagando. Al final, únicamente queda encendida una ventana en el último piso, y el hombre comienza a contar los minutos que tardará en apagarse Piensa que, tal vez, de un gran salto se podría colar en aquella habitación. Y así poder observar como es la persona que ha decidido acostarse la última esta noche .