domingo, 19 de abril de 2009

Nuevo libro de David González


Una buena noticia. Nuevo poemario de David González. Y es que ya se iba echando en falta. Y para mayor alegría muchos de los poemas están acompañados de ilustraciones o fotos. Y algunos de los artistas además son buenos amigos míos. Y yo salgo en una de esas fotos..jeje. Pues lo dicho, que espero con impaciencia poderlo comprar ya y devorarlo, porque es lo malo de los buenos libros de poesía, que siempre te quedas con ganas de más.

Os dejo con un poema que pertenece al libro, copiado del blog del mismo David.


EL POEMA

La anciana hablaba con su marido
con una voz lo suficiente
mente
clara
como para que yo,
que había llegado antes para ocuparme del micrófono,
pudiese entender, con absoluta claridad,
lo que le decía.

Lo que le decía delante de la fosa común número tres
del cementerio de Ceares, en Gijón, Asturias.

Lo que le preguntaba:

¿Pero por qué a ti, cariño?

¿Por qué tuvieron que hacerte eso, mi amor?

Con lo bueno que tú fuiste siempre,
¿por qué tuvieron que asesinarte de esa forma?

¿Por qué, mi vida, por qué?

Aquella mujer, de Santander, hablaba con su compañero
como si este aún se encontrase con ella entre los vivos
y no allí,
en la fosa común número tres,
solidario con los restos de sus camaradas republicanos.

¿Pero por qué a ti, corazón?

¿Por qué tuvo que pasarte esto, mi cielo?

¿Por qué tuvieron que asesinarte de esa manera
si tú nunca le hiciste mal a nadie?

¿Por qué, vida mía, por qué?

Por eso precisamente, señora. Porque no le hizo mal a nadie.
Por eso se lo bajaron. Porque era bueno. Y ellos,

ellos no.

Sin embargo, en vez de acercarme y decírselo,
eché un candado a mis labios y me alejé de la guerra.

A eso del mediodía, se celebraba un acto conmemorativo
del setenta y seis aniversario de la II República y yo tenía que leer
un poema.

miércoles, 15 de abril de 2009

Hay que ir...




Viernes 17 de abril
a las 21:30
Asociación Cultural PIPO Lavapiés
C/ Travesía de la Primavera, 3 Metro: Lavapiés

lunes, 13 de abril de 2009

Un poema de Elia Maqueda


Eli Maqueda es un encanto, y punto. Y creo que la gente que la conoce estará de acuerdo conmigo. Hace ya tiempo que nos intercambiamos los poemarios y aún no había subido anda suyo al blog. Hoy, estaba releyendo algunos de sus poemas y de entre varios que tenía en mente para subir, me quedo con este. Y es que me siento más que identificado con él.

Elia, muy grande, muy muy grande.


Ansiolítico


Tienes la boca llena
de "tequieros" atragantados
las plantas de los pies
plagadas de cristales rotos
el estómago destrozado
por el puto trankimazin.

¿Y todavía me pides que no intente salvarte?


*Recortables. Anidia Editores. 2008.

Y como no sólo escribe bien, si no que canta también de puta madre, aquí este video:


martes, 7 de abril de 2009

Un poema de Sharon Olds


LOS INVASORES

Hitler entró en París como mi
hermana entraba en mi habitación por la noche,
se sentaba a horcajadas sobre mí, me estrujaba con las rodillas,
clavaba las uñas de los pulgares en mis muñecas y
meaba encima de mí, sabiendo que nuestra madre nunca
creería mi versión. Todo muy
cauto, la cara borrosa sobre mí
refulgiendo en la sombra, el olor ocre
de su orina propagándose por el cuarto, el
calor hirviendo en mis piernas, mojada
mi estrecha pelvis. Cuando cesó el silbido, cuando un
agujero había sido marcado a fuego en mi cuerpo, tumbada
y calcinada de vergüenza, percibí el
relumbar de su piel en el aire, el placer
ocre que crecía cuando Hitler se asomaba a
la tumba de Napoleón y murmuraba Éste es el
mejor momento de mi vida.


*Sharon Olds. Los muertos y los vivos. Bartleby Editores, 2006.

lunes, 6 de abril de 2009

Hay cosas las que uno nunca se acostumbra


Cada vez que recibo un mail de alguien que no conozco dándome ánimos, diciéndome que le gusta lo que escribo, o que mi libro le ha llegado, me quedo sin palabras, sin saber qué decir. Aún no me acostumbro a palabras positivas, me hacen sentir muy afortunado pero tardo un buen rato en reaccionar y poder contestar. Hoy, mi colega, poeta, amigo, hermano, no sé, todo lo que quieras decir José Ángel Barrueco, ha subido a su blog un artículo sobre mí que ha escrito para el periódico "La opinión de Zamora". A Jab le conocí, creo, en Illescas por primera vez, o en el Bukowski, ya no lo recuerdo bien. Y desde el principio empezamos a cruzar mails de una forma periódica, hasta que ahora cruzamos mails a diario. Se ha convertido en un verdadero colega, un verdadero pilar para mi vida, un verdadero apoyo. Muchas gracias Jab, muchas muchas gracias.

Siete días atrás estuve en el recital de un colega: Javier Das. Fue en la sala de actos de la Biblioteca Regional Joaquín Leguina de Madrid. Llegué un par de minutos tarde, pero aún no había empezado. Javi estaba en la puerta y me dijo que el público era escaso y debíamos esperar un poco por si acaso llegaba alguien más. No apareció nadie y él recibió mensajes de gente que, al final, no pudo desplazarse y asistir. Días antes puso el anuncio del recital en Facebook y diecinueve personas confirmaron su presencia y otras cincuenta y seis apuntaron que tal vez asistirían. Eso, para que nos fiemos del Facebook? Al final nos reunimos en la sala ocho oyentes, contando con su madre. Pero él no se amilanó. Es probable que cualquier otro hubiera suspendido el acto u optado por sugerir que nos fuéramos a la cafetería. No lo hizo. Se sentó encima de la mesa y, sin perder la sonrisa ni el buen humor, empezó a leer sus poemas. Los poemas de un guerrero, como él dice en algún verso. Poemas ya publicados, poemas inéditos pero que yo ya conocía y poemas nuevos. Textos de luchador, de alguien que ha sufrido.
Quien crea que el acto no sirvió por la escasa afluencia de público, está equivocado. Sirvió para que nos deleitase con sus palabras a unos pocos, y como excusa para este artículo pues hace tiempo que quería hablar de Javier Das. Es curioso cómo nuestros caminos se cruzaron hasta llegar a la amistad. Recuerdo que acudí a un recital de David González en Madrid. No olvido ese día por varios motivos, entre ellos que conocí a la actriz Violeta Pérez, a la escritora Manuela Temporelli y al poeta Gsús Bonilla. También estaba por allí Angel Petisme, que publica estos días su poemario galardonado en Zamora, "Cinta Transportadora"; y estaba Andrés Ramón Pérez Blanco, conocido en la red por "Kebran"; y por supuesto David, que no tardará en publicar nuevo libro. El caso es que, al llegar, Andrés y yo nos pusimos a hablar de poesía y de literatura y él me dijo que procurase comprarme "En estas 4 paredes", de un autor llamado Javier Das. Era su primer poemario. Archivé los datos en la memoria y decidí comprarlo en cuanto lo viera por ahí. Lo que no sabía era que el sistema de distribución era limitado: el propio Javier, a pie, dejando ejemplares en algunas librerías de la ciudad. Una tarde di con el poemario en Traficantes de Sueños, sita en mi barrio. Me pareció un libro espléndido de un poeta joven y desconocido. Luego supe, con el tiempo y tras conocerle, que se lo había autoeditado. Y no sólo eso: tanto la poderosa fotografía de portada como el diseño y la maquetación son suyos. Se trata, pues, de un libro de autoría total, el sistema más perfecto que podemos encontrar: escrito, maquetado, diseñado, financiado, publicado y distribuido por el propio autor. Algo sólo comparable a las múltiples funciones que realizaba el director Russ Meyer en sus películas: yo me lo guiso, yo me lo como.
Con el tiempo empezamos a cruzar correos electrónicos y alguna noche nos presentaron en un bar, entre versos y cervezas. Gran parte de la obra de Javier gira en torno a la familia en general y a la ausencia del padre en particular. Perdió a su padre siendo un chaval y aquello ha marcado no sólo su vida, sino también sus escritos. En sus poemas siempre hay mucho corazón, mucho sentimiento. Es la obra en construcción de alguien que, con los golpes cotidianos, aprende a resistir, a sobrevivir. A pelear frente a las derrotas. A asumir su papel en el reparto de cartas. Javier Das sabe que lo importante, en la lucha, no es ganar o perder los combates, sino ser capaz de levantarse una y otra vez de la lona. Como Rocky.