lunes, 6 de abril de 2009
Hay cosas las que uno nunca se acostumbra
Cada vez que recibo un mail de alguien que no conozco dándome ánimos, diciéndome que le gusta lo que escribo, o que mi libro le ha llegado, me quedo sin palabras, sin saber qué decir. Aún no me acostumbro a palabras positivas, me hacen sentir muy afortunado pero tardo un buen rato en reaccionar y poder contestar. Hoy, mi colega, poeta, amigo, hermano, no sé, todo lo que quieras decir José Ángel Barrueco, ha subido a su blog un artículo sobre mí que ha escrito para el periódico "La opinión de Zamora". A Jab le conocí, creo, en Illescas por primera vez, o en el Bukowski, ya no lo recuerdo bien. Y desde el principio empezamos a cruzar mails de una forma periódica, hasta que ahora cruzamos mails a diario. Se ha convertido en un verdadero colega, un verdadero pilar para mi vida, un verdadero apoyo. Muchas gracias Jab, muchas muchas gracias.
Siete días atrás estuve en el recital de un colega: Javier Das. Fue en la sala de actos de la Biblioteca Regional Joaquín Leguina de Madrid. Llegué un par de minutos tarde, pero aún no había empezado. Javi estaba en la puerta y me dijo que el público era escaso y debíamos esperar un poco por si acaso llegaba alguien más. No apareció nadie y él recibió mensajes de gente que, al final, no pudo desplazarse y asistir. Días antes puso el anuncio del recital en Facebook y diecinueve personas confirmaron su presencia y otras cincuenta y seis apuntaron que tal vez asistirían. Eso, para que nos fiemos del Facebook? Al final nos reunimos en la sala ocho oyentes, contando con su madre. Pero él no se amilanó. Es probable que cualquier otro hubiera suspendido el acto u optado por sugerir que nos fuéramos a la cafetería. No lo hizo. Se sentó encima de la mesa y, sin perder la sonrisa ni el buen humor, empezó a leer sus poemas. Los poemas de un guerrero, como él dice en algún verso. Poemas ya publicados, poemas inéditos pero que yo ya conocía y poemas nuevos. Textos de luchador, de alguien que ha sufrido.
Quien crea que el acto no sirvió por la escasa afluencia de público, está equivocado. Sirvió para que nos deleitase con sus palabras a unos pocos, y como excusa para este artículo pues hace tiempo que quería hablar de Javier Das. Es curioso cómo nuestros caminos se cruzaron hasta llegar a la amistad. Recuerdo que acudí a un recital de David González en Madrid. No olvido ese día por varios motivos, entre ellos que conocí a la actriz Violeta Pérez, a la escritora Manuela Temporelli y al poeta Gsús Bonilla. También estaba por allí Angel Petisme, que publica estos días su poemario galardonado en Zamora, "Cinta Transportadora"; y estaba Andrés Ramón Pérez Blanco, conocido en la red por "Kebran"; y por supuesto David, que no tardará en publicar nuevo libro. El caso es que, al llegar, Andrés y yo nos pusimos a hablar de poesía y de literatura y él me dijo que procurase comprarme "En estas 4 paredes", de un autor llamado Javier Das. Era su primer poemario. Archivé los datos en la memoria y decidí comprarlo en cuanto lo viera por ahí. Lo que no sabía era que el sistema de distribución era limitado: el propio Javier, a pie, dejando ejemplares en algunas librerías de la ciudad. Una tarde di con el poemario en Traficantes de Sueños, sita en mi barrio. Me pareció un libro espléndido de un poeta joven y desconocido. Luego supe, con el tiempo y tras conocerle, que se lo había autoeditado. Y no sólo eso: tanto la poderosa fotografía de portada como el diseño y la maquetación son suyos. Se trata, pues, de un libro de autoría total, el sistema más perfecto que podemos encontrar: escrito, maquetado, diseñado, financiado, publicado y distribuido por el propio autor. Algo sólo comparable a las múltiples funciones que realizaba el director Russ Meyer en sus películas: yo me lo guiso, yo me lo como.
Con el tiempo empezamos a cruzar correos electrónicos y alguna noche nos presentaron en un bar, entre versos y cervezas. Gran parte de la obra de Javier gira en torno a la familia en general y a la ausencia del padre en particular. Perdió a su padre siendo un chaval y aquello ha marcado no sólo su vida, sino también sus escritos. En sus poemas siempre hay mucho corazón, mucho sentimiento. Es la obra en construcción de alguien que, con los golpes cotidianos, aprende a resistir, a sobrevivir. A pelear frente a las derrotas. A asumir su papel en el reparto de cartas. Javier Das sabe que lo importante, en la lucha, no es ganar o perder los combates, sino ser capaz de levantarse una y otra vez de la lona. Como Rocky.
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No tienes ni idea de lo que me jodió no poder asistir al recital. Mi jefa, que sacó el látigo.
ResponderEliminarLo peor de todo, y esto es verídico como que la madre que me parió me parió, es que acudí la semana anterior porque me equivoqué al apuntarlo. Tó-ca-te los cojones mariloli. Sí, ya me dí una auto-colleja. Y ya que estaba en el lugar de tu futura presentación, me colé (porque hacía falta invitación) en un evento casposísimo con Luis Aguilé sobre Miguel Molina, creo. Maravilloso. Al menos me tomé unos vinos por la cara en el buffet libre. Qué triste es la vida del caracol.
En otro orden de cosas:
SILENCIO
Te equivocas
si crees que el silencio es olvido.
Cuando se está lejos de la mar
no se oyen las olas
que besan o arañan la playa.
El magma estalla cuando sale,
antes, borbotea,
arde muy adentro,
enmudecido.
Por eso te repito:
el silencio no es olvido.
Es cierto
que el olvido trae silencio
e indiferencia,
miradas sin ojos
y palabras de espuma.
Vencejos, tus ojos, en el silencio
ya no paran.
Veloces, miran sin detenerse,
aleteo apenas percibido de ojos de miel.
Así que ya no sé
si el silencio es olvido,
o el olvido es silencio.
Rafael Cantizano García (San José del Valle, Cádiz, 1947).
Saludos
Fuerte abrazo a los dos: sois buena gente.
ResponderEliminarSeñor Das: jueves 28 de mayo en Fuenlabrada. Apúntatelo. Si todo va bien, haremos algo grande allí (contigo).
El artículo de JAB, me impresionó muchísimo y luego cuando leí la crónica de Xen, no he podido menos que dejar mi comentario, de todos modos quería felicitarte y que sepas que somos muchos los que aunque no conozcas sabemos de tus andanzas. Es lo que tiene ser superviviente, que nos reconocemos a pesar de la niebla. Salud y poesía. Begoña.
ResponderEliminarenhorabuena javi,
ResponderEliminaraunque jab no puede decir cosas menos bonitas de una persona tan bella...
besos,
Vuk
Javi, cuenta 9.
ResponderEliminarHay que darle todas las gracias a cualquier camino que nos junta.
Y si, nosotros nos levantaremos todas las veces que caigamos, somos tipos duros, fajadores sin guantes y poetas "Juan Palomo".
Un abrazo