lunes, 24 de julio de 2006


Desde la ventana, sin que me veas, te espío cuando te sientas a dibujar. Siempre cojo algún color e intento seguir con mis manos los movimientos que tú haces, pero cuando miro, nunca reconozco nada en lo que yo he dibujado. Únicamente, el otro día, pude distinguir algo entre todos los trazos. En un color rojo oscuro, en medio de varios círculos concéntricos, aparecieron tus ojos. Y desde entonces cada vez que no estás en tu cuarto me pierdo en ese dibujo. Tanto que hace poco no encontré la salida y me quedé atrapado para siempre.

lunes, 17 de julio de 2006


Me besaste y entonces sentí que me arrebatabas mis recuerdos. Por eso ahora sólo puedo recordar tu cara y la forma de tus labios. Por eso ahora eres lo único por lo que puedo vivir.

Se agarró, con todas sus fuerzas a pesar de conocer el riesgo de un apoyo poco estable. Desde allí miró hacia abajo, hacia esas calles que ahora diminutas hervían en vida. Y se preparó para saltar, para realizar el sueño que tantas veces había pasado por su cabeza. Pero algo más le preocupaba en esos momentos, algo que le impidió abrir los brazos y echar a volar. Y por eso cayó, hasta frenar sobre el capó de un coche. Aunque todo el mundo que lo presenció comentó que no cesó de sonreír en ningún momento.

domingo, 9 de julio de 2006


Cuando el hombre se vistió
enfrente de aquel espejo
comprendió lo sucedido.

Sus ropas eran ahora
demasiado grandes,
y su mirada un punto
cada vez más pequeño.