lunes, 17 de julio de 2006


Se agarró, con todas sus fuerzas a pesar de conocer el riesgo de un apoyo poco estable. Desde allí miró hacia abajo, hacia esas calles que ahora diminutas hervían en vida. Y se preparó para saltar, para realizar el sueño que tantas veces había pasado por su cabeza. Pero algo más le preocupaba en esos momentos, algo que le impidió abrir los brazos y echar a volar. Y por eso cayó, hasta frenar sobre el capó de un coche. Aunque todo el mundo que lo presenció comentó que no cesó de sonreír en ningún momento.

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