domingo, 11 de septiembre de 2005


Desde la habitación se distinguía el viejo parque de atracciones. Por las noches, me parecía ver como la noria volvía a funcionar y cientos de personas montaban en sus cestas. Todos los días, cuando pasaba rodeando su recinto, miraba a través de la valla y soñaba con poder entrar en el. Al cabo de tres años lo arreglaron y abrieron de nuevo. Pasado un mes, un accidente y tres muertos obligó a cerrarlo definitivamente. Por las noches, la noria, recibía visitantes que nerviosos, montaban sonrientes.

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