lunes, 16 de julio de 2007


Espera a la lluvia.
Todo el camino se ha cubierto de musgo
y quedan algunas pinceladas por decidir.
De unas manos humeantes
escapa una ciudad en llamas,
almas que fuman propaganda de un mundo mejor,
relojes con la codicia consumida
deseando ahogarse en el fondo del mar.
Y un sendero que se interna en el bosque,
los pájaros sólo dejan de cantar cuando
tú decides dejar de escuchar.
Espera la lluvia.
Lanza los dados pero guarda un resultado.
Es una cuestión de idas y venidas,
de cuentos y fábulas,
con azúcar en los tejados,
y hormigas devorando las paredes.

2 comentarios:

  1. Que preciosa foto, que lindo texto..y el mar, como no, porque siempre esta ahi cuando tenemos algo hermoso o desgarrador que decir.
    Animos ahi,
    Gris

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