miércoles, 15 de diciembre de 2010
Días extraños
- Vaya adelantamiento. Pues sí que hace calor. Hay que ver cómo está el tráfico. Por cierto, ¿es usted iraní?
- No señor, es que soy moreno.
- No crea que a mí me importa.
- No veo por qué iba a importarle.
- Quiero decir que no creo que uno por ser negro...
- Oiga, yo no soy negro, no soy iraní, sólo estoy moreno.
- No se preocupe, yo sé que hay negros buenos y malos, como hay blancos buenos y malos.
- ¿Usted es indio...?
- ¿Qué?
- Digo que si es usted indio. Indio americano, me refiero. De esos que tiran flechas.
- Oiga, no tiene por qué enfadarse.
- No me enfado, es que me parece usted indio. Me parece que tiene una cara de indio tremenda.
- Bueno, será mejor que lo dejemos.
- No, si a mí no me importa. Hasta me gustan los indios. Yo ser amigo de indio. Buen amigo. No tener miedo.
- Siento haberle ofendido. Es que me parecía usted iraní.
- Pues a mí me parece usted un indio.
- Está bien, déjeme aquí mismo.
- Adiós, que tu corazón galope feliz como un potro en la pradera.
Ray Loriga. Días extraños. Ediciones Detursa. 1994.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que grande es Loriga !!! Por cierto Barrueco y tú parecéis afganos, a ver, a mí me lo parece, y siempre he pensado que hay afganos buenos y malos, como los españoles, que los hay malos y buenos:)
ResponderEliminarUn abrazo frondoso
Acabo de leer en el blog de mi amigo David González una página sobre Barrueco que me ha dejado francamente preocupado. Quizás no sea el mejor momento para gastar bromas, aún haciéndolo desde el cariño. Siempre he tenido el don de la inoportunidad. Y sin saber lo que ocurre (espero que lo que quiera que sea termine bien) pido perdón y le mando un fuerte abrazo a Barrueco.
ResponderEliminar