martes, 28 de septiembre de 2010

Un poema de Vicente Llorente


COTIDIANA MENTE


En estos días extraños de invierno
con nieve en Alicante y frío en los huesos
no es mala idea entrar en un bar
-a ser posible, modesto y de madera-
con un rincón tranquilo
y ventana cerca
donde adivinar las calles y su brillo
como peces dando vueltas por el desagüe.

Pensar en el bueno de Sabines
o en el amigo Wolfe
con una cerveza de la marca que sea
-ya a estas alturas- y en el primer trago
descubrir que el techo también es de madera
y flota el polvo y el humo crece
porque aquí, por supuesto, se puede fumar
entre las mesas con vasos marcando territorio.

Y uno dice
ahora, quiero un cortado
y ese deseo te lo cumple
un hombre enjuto y malcarado
con eficiencia y parsimonia.

Es lógico.
Es todo tan simple que asusta.

Para este miedo
se inventaron las tareas.

La mía es estar
por ejemplo aquí,
sencillamente en paz con la vida,
conversando con Jaime o Roger
mientras en el cenicero
sigue la orgía.

La cópula de colillas retorcidas.




Extraído de su blog Silente

1 comentario:

  1. Gracias muchas. Sorpresa grata. Hace unos días estuve leyendo aquí el poema que te dedica Karmelo. Un placer leerlo, leerte y que me lean desde tu blog.


    Viva la mojama con tomate,
    en Alicante.

    Abrazo.

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