viernes, 31 de diciembre de 2010
jueves, 30 de diciembre de 2010
Making of Hombre Lobo
martes, 28 de diciembre de 2010
NY
domingo, 26 de diciembre de 2010
jueves, 23 de diciembre de 2010
Viscerales
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Si te caes, te levantas. José Ángel Barrueco.
Releo ahora un poema que escribí para una próxima antología y en ella rememoro el último concierto que vimos juntos: el de Leonard Cohen, que abrió con la canción Dance me to the end of love (y me he sobrecogido: ese es el tema que mi hermana le puso en sus últimos minutos de vida; yo no lo recordaba). Colgaré ese poema, aquí o en la otra bitácora. Es lo mínimo que puedo hacer.
La última ilustración que hizo para David González tuvo que hacerla con la mano izquierda, siendo diestra (porque apenas podía mover ya el brazo derecho, con el que pintaba). No estaba del todo convencida de ese dibujo porque le parecía hecho por un niño: pero a mí me llenó de orgullo que dibujara con la izquierda, que no se rindiera, pese a los zarpazos continuos de la enfermedad. Como si dijera: si me arrebatan una mano, me queda la otra. Eso significa no rendirse. Significa echarle ovarios.
Nuestra madre le dijo hace poco a mi hermano que sabía que estábamos preparados para cuando ella se fuera. Así que no queda otra que estar a la altura de sus previsiones. Mi papel consiste en honrar su memoria. No hay más remedio que levantarse, listos para seguir peleando.
Puedes leerlo en su blog aquí.
martes, 21 de diciembre de 2010
lunes, 20 de diciembre de 2010
Ana Franco
domingo, 19 de diciembre de 2010
sábado, 18 de diciembre de 2010
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Días extraños
- Vaya adelantamiento. Pues sí que hace calor. Hay que ver cómo está el tráfico. Por cierto, ¿es usted iraní?
- No señor, es que soy moreno.
- No crea que a mí me importa.
- No veo por qué iba a importarle.
- Quiero decir que no creo que uno por ser negro...
- Oiga, yo no soy negro, no soy iraní, sólo estoy moreno.
- No se preocupe, yo sé que hay negros buenos y malos, como hay blancos buenos y malos.
- ¿Usted es indio...?
- ¿Qué?
- Digo que si es usted indio. Indio americano, me refiero. De esos que tiran flechas.
- Oiga, no tiene por qué enfadarse.
- No me enfado, es que me parece usted indio. Me parece que tiene una cara de indio tremenda.
- Bueno, será mejor que lo dejemos.
- No, si a mí no me importa. Hasta me gustan los indios. Yo ser amigo de indio. Buen amigo. No tener miedo.
- Siento haberle ofendido. Es que me parecía usted iraní.
- Pues a mí me parece usted un indio.
- Está bien, déjeme aquí mismo.
- Adiós, que tu corazón galope feliz como un potro en la pradera.
Ray Loriga. Días extraños. Ediciones Detursa. 1994.
martes, 14 de diciembre de 2010
Películas que merecen la pena .1.
jueves, 9 de diciembre de 2010
miércoles, 1 de diciembre de 2010
sábado, 27 de noviembre de 2010
No hay camino al paraíso
jueves, 25 de noviembre de 2010
Coincidencias
COINCIDENCIAS
Tal vez nazcas
el mismo día que él murió.
Confirmaron tu sexo
el día de su nacimiento.
Son coincidencias,
lo sé.
Pero a veces quiero pensar
que por detrás hay otro mensaje
Sigo aquí, atento a lo que os pasa,
acompañándoos en cada paso que dais.
martes, 23 de noviembre de 2010
lunes, 22 de noviembre de 2010
En el Montcabrer
jueves, 18 de noviembre de 2010
Días prestados
#1
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Joana, de Joan Margarit
PRÓLOGO
De lo que siento acerca del mañana, lo más parecido a una certeza es que Joana y yo no volveremos a vernos. Cuán distinta sería la vida si la muerte fuese a esperar muchos millones de años para podernos encontrar de nuevo, aunque fuese tan sólo durante unos breves instantes. Pero el abismo que nos separa es el abismo del nunca más. Los treinta años que hemos vivido juntos son ahora el único contrapeso y mi tesoro. Fue desde muy temprano una persona muy especial: por una parte –a causa de sus minusvalías, que le dejaban el amor como única herramienta para sobrevivir- era incapaz de rencor, de orgullo, de cualquiera de las más ínfimas señales de la maldad. Por otra parte, la pasión por la vida y su sensibilidad le permitían entender y utilizar todas las conexiones sentimentales con las personas. Ser su padre ha significado estar siempre junto a lo más delicado y bondadoso que puede ofrecer la vida. Esto no quiere decir que haya sido un tiempo sin dificultades, sufrimiento y ráfagas de desesperación, sobre todo hasta que la salud encontró el punto de equilibrio necesario dentro de sus déficits. No hay nada comparable a poder cuidar de una persona a la que se ama, pero es difícil encontrar a alguien como Joana con quien establecer unas relaciones a la vez de alegría y una ternura tan profundas que, al cabo de los años, ya no se sepa quién cuida a quién. El sentimiento que ahora me domina es el desamparo.
El mundo sin Joana se parece al que vivimos juntos, pero no es el mismo. Unas mínimas diferencias me ponen de manifiesto que las personas, los lugares, las cosas, no son las familiares. Me enfrento, pues, al terror más puro, cuando las cosas cotidianas no se reconocen y se vuelven amenazadoras. Por eso a veces lloramos, Mariona y yo, perdidos en el extraño paraje en el que nos ha abandonado la muerte de nuestra hija. El cuervo de Poe ya no dejará de repetir dentro de mí su eco Nevermore.
A Joana le gustaba escucharme recitar sus poemas, los que durante estos años fui escribiendo para hablar de ella. Ahora le ofrezco este libro, que es, también, suyo, pero que nunca me oirá recitar. Son los poemas escritos durante sus ocho últimos meses. Necesito cerrar este tiempo para volver a encontrar, si es posible,
Sant Just Desvern, septiembre del 2001.
martes, 16 de noviembre de 2010
Un poema de Alberto García-Teresa
AMARGO SABOR EL que queda en la boca
jueves, 11 de noviembre de 2010
Muerte de un "don nadie"
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Cordillera Ibérica
lunes, 8 de noviembre de 2010
Un poema de Joan Margarit.
PERDIZ JOVEN
Se encogía en un surco
y cuando la cogí me pareció
sentir tu mano entre las mías.
Vi sangre seca en una de sus alas:
una perdigonada había roto,
como varillas, los pequeños huesos.
Intentaba volar y sólo consiguió,
con el ala partida, ir arrastrándose
hasta quedar oculta tras las piedras.
Siento la calidez, todavía, en mi mano,
porque un ser frágil dio sentido
a cada uno de mis días. Un ser frágil
que ahora está tambien tras una piedra.
PERDIU JOVE
S'arraulia en un solc i, en agafar-la,
he sentit com si fos la teva má en la meva.
Duia taques de sang seca en una ala:
els petits ossos, com barnilles,
eren trencats per la perdigonada.
Ha provat de volar, però amb prou feines,
l'ala penjant, s'ha arrosegat per terra
fins a amagar-se rere d'una pedra.
Encara sento l'escalfor a la mà,
perquè un ser fràgil va donar sentit
a cada un dels meus dies. Un ser fràgil
que ara també és darrere d'una pedra.
Joan Margarit. Cálculo de estructuras. Visor de poesía. 2005.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Un poema de Pablo Casares
TÚ, YO
A la vida le da lo mismo:
tú,
yo,
una paloma
muerta.
Pablo Casares. Días prestados. Baile del Sol. 2009.
Un poema de Pepe Ramos
AUSENCIA DE TI Nº 15
Que se te muera el perro.
Que te deje de hablar la peña
y que tu hermana
vuelva a la secta.
Que te despidan.
Que te escriban puta en el coche,
que tu madre se haga ludópata,
que te fallen los frenos y la píldora,
que tengas resaca siempre
y que no me olvides nunca.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Viscerales
lunes, 25 de octubre de 2010
Rua das Pretas
De nuevo el blog Rua das Pretas ha traducido uno de mis poemas al portugués. Esta vez ha sido EL DESEO, de mi primer poemario en estas 4 paredes.
Coge el coche,
te invito
a escuchar
un disco nuevo
que me he comprado.
Y de paso,
si quieres,
cenamos en algún
bar de carretera,
en el que quieras,
di un kilómetro
y nos paramos.
Seguro que allí
no hay tanta luz,
y con un poco de suerte,
si la noche está despejada,
podremos ver las estrellas.
Creo que si lo pienso
nunca he visto una estrella
fugaz.
Y tal vez ese sea el problema
en todo esto,
que nunca he podido
formular
mi deseo.
Pega no carro,
convido-te
para ouvir
um disco novo
que comprei.
E aproveitamos,
se quiseres,
jantamos num
bar de estrada,
onde quiseres,
fazemos uns quilómetros
e paramos.
Ali de certeza
haverá menos luz
e com um bocadinho de sorte,
estando a noite limpa,
poderemos ver as estrelas.
Agora que penso nisso,
creio que nunca vi
uma estrela cadente.
E talvez seja esse o problema
nisto tudo,
nunca ter podido
formular
o meu desejo.
(Trad. A.M.)