jueves, 18 de junio de 2009

Un poema de Raúl Núñez


Está bien, muñeca


Está bien, muñeca,
hace cinco días que le hablo de ti a mis amigos
y que me acuesto tarde por caminar de noche como un lobo.
Hace cinco días me regalaron una gran bota para el vino
y me dijeron que eso me iba a ayudar,
aunque no es cierto.

Pero sucede que esta tarde me compré un lápiz de colores
y estuve varias horas dibujando en la mesa de un bar
y me sentía muy bien
porque hacía mucho frío y yo tomaba café con leche
y por la ventana del bar
veía la llovizna que caía dulce sobre el Barrio Gótico.

Está bien, muñeca,
creo que ya es muy difícil que me pueda hacer daño,
aunque a veces cuando encendía un cigarrillo
tenía ganas de que estuvieras cerca
y me tomaras la mano
y me hicieras muecas divertidas, como antes,
lo reconozco.
Pero volvía a tomar el lápiz y dibujaba un niño con un globo
o un juglar pelirrojo que dormía en el campo
y realmente no te necesitaba.

Está bien, muñeca,
espero que no pase mucho tiempo hasta que puedas olvidarte de alguien
dibujando un juglar pelirrojo.
Quizás te parezca aburrido estar al lado mío en un bar
o inventarle historias a mis dibujos, es probable.

Está bien, muñeca,
me quedo otra vez solo, dibujando.
Yo no te prometo un viaje en auto-stop a la India
ni que dentro de un mes vamos a asaltar la Casa Blanca
ni que iré a las seis de la mañana a las fábricas
a regalarle fotos de Marx a los obreros.

Sólo te digo que quería encontrarte
para decirte que me hubiera gustado ver un hijo creciendo en tu barriga
y que también me hubiera gustado que tomáramos un vino juntos esta noche
y para decirte un montón de cosas mucho más tontas
que no son para escribir en un poema.


Raúl Núñez. Marihuana para los pájaros. Ediciones de Baile del sol. 2008.

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