Yo,
por raro que parezca,
he conocido
a un chico con alas.
Un chico
que sabe volar
a zonas que nadie
conoce.
Y tal vez,
si eres afortunado,
te lleva a volar con él.
Y te enseña
a mirar el mundo
desde su punto de vista.
Donde la poesía
es el día a día,
y la vida
huele a vivir
intensamente.
Al que después
puedes tardar
mucho en regresar.
Y echas de menos
cuando te alejas
de él.
Porque sabes
que allí
renaciste de nuevo.
Allí empezó
todo
cuando
no te rodeaba nada.
Y entonces
piensas que algún día
volverás,
porque lo necesitas,
porque lo recuerdas
y no te vale con ello,
porque una vez
que lo has probado
no vale
pasar página
sin más.
* Dedicado al niño con alas.
buaaaaaaaaaaaaa!!!! snif snif, os echo muchísimo de menos, echo en falta aquello que tuvimos, añor la arena de Trachimbrod y los actos poéticos, las risas y el aguardiente, el correr en pleno febrero hacia el acantilado, os quiero mucho a los dos, muchisimas gracias, no os olvido, porque siempre os recuerdo. Espero que algun día volvamos a ser Jules y Jim, y sobretodo Catherine. (sin olvidarme de la pobre niñ@ Sabine).
ResponderEliminarA veces es triste mirar al pasado, pero es mucho más triste mirar al futuro añorando ese pasado.
jops, qué bonito.
ResponderEliminaryo no sé qué decir... le acabo de conocer, pero ya sé que es realmente especial. con una idea suya (ya sea de fiesta o malévola a su manera) parece que todo es un tiovivo que empieza a girar. y uno quiere subirse, porque está seguro de que terminas ganando una carrera de caballos.