miércoles, 20 de diciembre de 2006


Mientras espero
leo un poema
que alguien
descartó.

“No es bueno”, dicen.

Pero nadie ve
que
en el reverso de la hoja
se puede oler el mar.

Porque sus palabras
llegan por arte de magia,
cerrando las manos
y dejando escapar
la sangre
entre nuestros dedos.

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