jueves, 13 de enero de 2011

Epílogo


Barcelona estaba espléndida en diciembre del 63. Después de París, casi parecía una ciudad tropical. Cerré un trato para trabajar un mes en un club que estaba en un sótano, y que llevaba sólo un año ofreciendo música de jazz. En la planta baja bailaba Antonio Gades con acompañamiento de guitarra, castañuelas y palmas. El club incluía en el trato un pequeño apartamento. Conseguí contactar al poco tiempo con varios médicos que recetaban Palfium. Durante el tiempo que duró mi contrato conocí a una familia muy bien relacionada, de gran peso en la ciudad; a través de ellos conocí a un médico que tenía una clínica propia y ultramoderna, con quirófano y todo. Era un cirujano cuya destreza y facilidades bastaban para que fuesen a verle pacientes del mundo entero. Pronto logré que me facilitara recetas, y todo empezó de nuevo.



Chet Baker.
Como si tuviera alas. Las memorias perdidas.
Mondadori. 1997.



Según leo en un artículo por internet. Chet Baker murió en Amsterdam tras caerse desde la ventana de la habitación. Leo que escalaba la fachada porque había olvidado su trompeta y no quería pasar por recepción ya que había sido expulsado del hotel. Extraña forma de morir.

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