Quedan escritas en kilometros tus últimas palabras,
porque descifrarlas me volvería loco,
porque acudo a ellas cada día para salvarme.
Con el tiempo acumulado en un reloj sin hora,
en una ventana que da a un mar que aborbió ayer la noche.
Los días son de por sí bastante duros sin ti.
El agua se convierte en ceniza,
y el pasillo de mi casa un jardín de flores secas.
Porque a tu lado vi amanecer en un campo de girasoles,
porque a tu lado la línea del horizonte cabe en tu mirada.
martes, 7 de noviembre de 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario