Lautaro, nuestra familiaridad
Llegará el día en que no hagamos
tantas cosas como ahora hacemos juntos
Dormir abrazados
Cagar el uno al lado del otro sin vergüenza alguna
Jugar con la comida a lo largo del pasillo
de nuestra casa en la calle Aurora
Este pasillo débilmente iluminado
que sin duda conduce al infinito
Lautaro, nuestras pesadillas
A veces te despiertas gritando y te abrazas
a tu madre o a mí con la fuerza y la lucidez
que sólo un niño menor de dos años puede tener
A veces mis sueños están llenos de gritos en la ciudad fantasma
y los rostros perdidos me hacen preguntas
que jamás sabré contestar
Tú te despiertas y sales corriendo de tu habitación
y tus pies descalzos resuenan
en la larga noche de invierno de Europa
Yo regreso a los lugares del crimen
sitios duros y brillantes
tanto que al despertar me parece mentira que aún esté vivo
Lautaro, nuestras sombras
Hay días en que todo lo imitas y así puedo verte
repitiendo mis gestos
mis palabras
(tú, que no sabes decir más que mamá y
papá, sí y no)
en una jerga extraña
el lenguaje de los seres pequeños
del otro lado de la cortina
y a veces olvido
cuál es mi sombra y cuál es
tu sombra
quién contempla el retrato de los Arnolfini
quién enciende la televisión
Lautaro, las facciones de León
Hay días en que veo en tu rostro
el rostro de mi padre, el cual según dicen,
se parecía a su padre
La mirada de León Bolaño aparece en tus
ojos entrecerrados
sobre todo cuando salimos a pasear
y la gente te saluda con ademanes cordiales
Otras veces pienso que no es así: esa quijada
de luchador, ese pelo rubio cenizo,
la disposición para la fiesta y el caos sólo remiten
a rescoldos de mi propia nostalgia
No obstante te pareces a él: sobre todo
estos días de enero
cuando salimos a pasear tomados de la mano
en medio de una luz frágil y persistente
Roberto Bolaño
Hola: Me encantan estos poemas -conocía el primero, y también otros dos dedicados a Lautaro que creo llevan por título: "Lee a los viejos poetas" y "Biblioteca", pero no conocía los otros tres que has colgado. Son preciosos.
ResponderEliminarDebo decir que yo mismo escribí hace tiempo unos poemas a mis hijos (Pedro e Irene) que, quizás, tienen un cierto sabor parecido a estos de Roberto Bolaño (o eso me gustaría creer a mi...). Aprovecho para compartirlos, si te parece bien. Son los siguientes:
****************Pedro******************
Lo miras y te ves. Quisieras entenderlo
más allá de los gestos, las palabras
que hoy os unen pero pronto os separarán.
Aún es pequeño. Aún te quiere
sin condiciones
¿Podrás no defraudarle, defraudarte?
¿Vendrá el dolor, puntual, a citaros?
Quisieras ahuyentar los fantasmas, pero sabes
que un día llorarás en silencio.
******************Tarde con Irene**********************
Es todo alegría. Despreocupada
corre hacia ti con los brazos abiertos
y una sonrisa de complicidad.
Tu abrazo la cubre y te sientes feliz
Ella se asoma al mundo segura de tu amor: tu, con [tristeza.
Quisieras reternerla para siempre en los brazos
pero ella se aleja dando pequeños saltos
y te muestra, orgullosa, su precioso botín:
tu pequeña cartera,
de la que extrae fotos, tarjetas, monedas, …
Y las deja esparcidas por el suelo.
Abrazos y gracias por compartir estos hermosos poemas. Tu amigo,
Jose María Almira