jueves, 11 de noviembre de 2010

Muerte de un "don nadie"


Luis Ramiro Álvarez descubrió hace pocos días que su padre había fallecido. Para no contar nada más dejó a continuación la carta que envió al diario ABC y el enlace a la noticia de El País que me ha remitido un amigo por email.

Desde aquí mi más sincero pésame a Luis. No quiero imaginar el cuerpo que se le quedó.



"El 22 de Junio de 2010, falleció como tantas otras veces un indigente y un mes más tarde fue enterrado en el Cementerio Sur de Madrid, en la zona destinada a los llamados entierros de “Caridad”. Un “don nadie” para la sociedad. Una de esas personas a las que la vida lo hizo apartarse de su familia y comenzar un camino solo, a merced de la calle. Esa persona era mi padre, y hasta hace 2 días ninguno de sus familiares, ya fueran hermanos o hijos tuvimos noticia de tan triste acontecimiento.


No es el hecho de que falleciera con 60 años, dado que las personas en dicha situación se exponen a situaciones y comportamientos que les acercan a tan fatídico destino. Lo que nos llena de indignación a los familiares es que el descubrimiento del fallecimiento se llevo a cabo a través de ese medio de comunicación global llamado Internet, y no precisamente porque alguien de la administración se pusiera en contacto con alguno de nosotros. Porque fue hace 2 días cuando poniendo el nombre de mi padre en “google” a la espera de encontrar algún indicio de su vida, encontré precisamente lo contrario. Una reseña en la lista de fallecidos de un conocido diario de este país. Un nombre con un (0) en lugar de su edad. ¿Sería el en realidad? Con este simple dato en mis manos me puse a mirar más páginas, y finalmente halle el lugar en donde había sido enterrada dicha persona en una página web de esquelas que además ofrece servicios funerarios.


Fue la visita al cementerio, la que acabo por desvelar la identidad de la persona y el lugar donde se constato su fallecimiento. En este caso ocurrió en la clínica de la Fundación Jiménez Díaz, y al visitarla en busca del historial clínico del fallecido, nos encontramos con que allí poseían no solo su fecha de nacimiento, sino incluso su nº de DNI, datos en mi opinión suficientes para poder haberse puesto en contacto con alguno de sus familiares en el momento de su defunción.


Sin más, y para no excederme de las 30 líneas, quisiera que constara mi indignación ante este hecho que deja por los suelos la dignidad a la que todos tenemos derecho. No poseo el conocimiento de si este es el “modus operandi” en todos los fallecimientos de indigentes, pero lo que sí puedo saber es que mi padre mereció al menos un mínimo reconocimiento, ya no en vida, la cual eligió y no quiso ayuda de ningún tipo, pero por lo menos en su muerte por parte de sus familiares.


Su nombre fue Ramiro Álvarez Fidalgo, madrileño de nacimiento. Vivió en la calle durante más de 10 años como un desconocido, y fue enterrado de igual manera, solo. Solamente decir que hay quienes no le olvidamos, a pesar de que por lo visto se ponen medios para que esto ocurra."




1 comentario:

  1. ¡Qué buenas cosas tienes! He estado leyendo tus últimas entradas.
    Un saludo

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