Bajo farolas cálidas
veo viejos con las encías sangrientas,
desnudos, ofreciendo lo que son.
Se contonean como un robot de juguete,
hacen cabriolas
mientras sus perros suspiran.
A veces tomar lo triste que me ofrecen
es como coger el cuchillo
y mezclarme en el sucio orgasmo
de un anciano emputecido.
*Imagen: Alfred Kubin
viernes, 14 de noviembre de 2008
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