Yo,
por raro que parezca,
he conocido
a un chico con alas.
Un chico
que sabe volar
a zonas que nadie
conoce.
Y tal vez,
si eres afortunado,
te lleva a volar con él.
Y te enseña
a mirar el mundo
desde su punto de vista.
Donde la poesía
es el día a día,
y la vida
huele a vivir
intensamente.
Al que después
puedes tardar
mucho en regresar.
Y echas de menos
cuando te alejas
de él.
Porque sabes
que allí
renaciste de nuevo.
Allí empezó
todo
cuando
no te rodeaba nada.
Y entonces
piensas que algún día
volverás,
porque lo necesitas,
porque lo recuerdas
y no te vale con ello,
porque una vez
que lo has probado
no vale
pasar página
sin más.
* Dedicado al niño con alas.