Hace 14 años, mis padres celebraron sus bodas de plata con un viaje a París. Menos de un mes después a mi padre le diagnosticaban un cáncer de esófago y, tan sólo 7 meses después, moría. Fue su último viaje sin tener en mente una enfermedad, sin temer el paso del tiempo y ser conscientes del deterioro, aunque ya durante aquellos días sufría molestias a la hora de comer.
Por ahora dejo sólo la portada, un proyecto que parte como personal pero que en mi cabeza ya ha sufrido varias transformaciones.